RESUMEN DE LA OBRA
Estamos en el balneario de Yalta, a orillas del Mar Negro. Dimitri se encuentra allí desde hace dos semanas, cuando nota a una señora joven que pasea acompañada por un pequeño perro blanco. Hace contacto con ella. Su matrimonio no lo hace feliz y ya ha tenido muchos encuentros sentimentales, de los cuales no guarda los mejores recuerdos, pero siempre está necesitado de iniciar una nueva relación.
Con los ardides habituales inicia conversación con la joven, Ana Sergéyevna, que es casada pero se encuentra sola descansando en el balneario. Se acompañan y pasean, animados por un sentimiento mutuo que se va acrecentando. En un momento dado, la inexperta joven acepta ir con Dimitri a su habitación de hotel. La vergüenza la atormenta y entristece. Ella tampoco es feliz en su matrimonio, pero considera que su conducta es deshonrosa, y se apena hasta las lágrimas. Aún así continúan viéndose, a sabiendas de que es una relación imposible.
Ana recibe una carta en la que su esposo le pide que regrese, porque está enfermo. Se despiden para siempre, ella con la tristeza de su infidelidad, él con el arrepentimiento de no haberla hecho feliz.
Dimitri inmediatamente vuelve a Moscú. Allí encuentra que su vida es vacía y sin sentido, y que no puede olvidar a la joven y dulce Ana. Este es un sentimiento completamente nuevo para él. A pesar de sus años y experiencia, descubre que esto que siente es nuevo y es amor. Decide viajar a la ciudad donde ella vive, y ronda su casa esperando verla, pero no sucede. Por fin ir a un estreno de teatro esa noche. Allí tal vez la encuentre. Efectivamente, Ana llega acompañada por su esposo. Aprovechando un intervalo, Dimitri se le acerca cuando ella se queda sola. Ambos salen rápidamente y caminan por el teatro hasta que llegan a un lugar donde no pueden ser vistos. A pesar del miedo los embarga la ternura, y Ana promete ir a Moscú para verlo.
En Moscú se encuentran y la triste y dolorosa naturaleza de su relación los embarga. Ellos se aman, se necesitan, no entienden por qué están ya casados, quisieran no tener que esconderse, desean estar siempre juntos, y por fin hablan del futuro. Saben que nunca antes habían amado así, saben que todo puede cambiar, pero en el fondo ambos saben que lo más difícil recién ha empezado.
Con los ardides habituales inicia conversación con la joven, Ana Sergéyevna, que es casada pero se encuentra sola descansando en el balneario. Se acompañan y pasean, animados por un sentimiento mutuo que se va acrecentando. En un momento dado, la inexperta joven acepta ir con Dimitri a su habitación de hotel. La vergüenza la atormenta y entristece. Ella tampoco es feliz en su matrimonio, pero considera que su conducta es deshonrosa, y se apena hasta las lágrimas. Aún así continúan viéndose, a sabiendas de que es una relación imposible.
Ana recibe una carta en la que su esposo le pide que regrese, porque está enfermo. Se despiden para siempre, ella con la tristeza de su infidelidad, él con el arrepentimiento de no haberla hecho feliz.
Dimitri inmediatamente vuelve a Moscú. Allí encuentra que su vida es vacía y sin sentido, y que no puede olvidar a la joven y dulce Ana. Este es un sentimiento completamente nuevo para él. A pesar de sus años y experiencia, descubre que esto que siente es nuevo y es amor. Decide viajar a la ciudad donde ella vive, y ronda su casa esperando verla, pero no sucede. Por fin ir a un estreno de teatro esa noche. Allí tal vez la encuentre. Efectivamente, Ana llega acompañada por su esposo. Aprovechando un intervalo, Dimitri se le acerca cuando ella se queda sola. Ambos salen rápidamente y caminan por el teatro hasta que llegan a un lugar donde no pueden ser vistos. A pesar del miedo los embarga la ternura, y Ana promete ir a Moscú para verlo.
En Moscú se encuentran y la triste y dolorosa naturaleza de su relación los embarga. Ellos se aman, se necesitan, no entienden por qué están ya casados, quisieran no tener que esconderse, desean estar siempre juntos, y por fin hablan del futuro. Saben que nunca antes habían amado así, saben que todo puede cambiar, pero en el fondo ambos saben que lo más difícil recién ha empezado.


BIOGRAFIA DE ANTÓN CHEJOV
Chéjov nació en Taganrog, el puerto principal del Mar de Azov. Era hijo de un tendero y nieto de un siervo que compró su libertad. Chéjov era el tercero de seis hermanos. Su padre, Pavel Yegorovich Chéjov, director del coro de la parroquia y devoto cristiano ortodoxo, les impartió una disciplina estricta y muy religiosa, que a veces adquiría rasgos despóticos. Ese es uno de los motivos por los que Chéjov siempre fue un amante de la libertad y de la independencia.[8] La madre de Chéjov, Yevgeniya, era una gran cuentacuentos,[9] y entretenía a sus hijos con historias de sus viajes junto a su padre (un comerciante de telas) por toda Rusia.
En un intento de ayudar a su familia, Chéjov empezó a escribir relatos humorísticos cortos y caricaturas de la vida en Rusia bajo el pseudónimo de “Antosha Chejonté”. Se desconoce cuántas historias escribió Chéjov durante este periodo, pero se sabe que se ganó con rapidez fama de buen cronista de la vida rusa.
Chéjov se hizo médico en 1884 pero siguió escribiendo para diferentes semanarios. En 1885 comenzó a colaborar con la Peterbúrgskaya gazeta con artículos más elaborados que los que había redactado hasta entonces. En diciembre de ese mismo año, fue invitado a colaborar en uno de los periódicos más respetados de San Petersburgo, el Nóvoye vremia. En 1886 Chéjov se había convertido ya en un escritor de renombre. Ese mismo año publicó su primer libro de relatos, Cuentos de Melpómene; al año siguiente ganó el Premio Pushkin gracias a la colección de relatos cortos Al Anochecer.
En 1887 a causa de una debilitación de su salud (primeros síntomas de la tuberculosis que acabaría con su vida) Chéjov viajó hasta Ucrania. A su regreso se estrenó su obra La Gaviota, un éxito que interpretó la compañía del Teatro de Arte de Moscú, tras una primera interpretación absolutamente desastrosa en el teatro Alexandrinski de San Petersburgo un año antes. El éxito que cosechó fue debido en gran medida a la compañía del Teatro del Arte de Moscú, anteriormente citada, que dirigida por Konstantín Stanislavski había visto la necesidad de crear un nuevo medio artístico basado en la naturalidad del actor para expresar de manera adecuada las tribulaciones y los sentimientos de los personajes de Chéjov.
Chéjov pasó gran parte de sus 44 años gravemente enfermo a causa de la tuberculosis que contrajo de sus pacientes a finales de 1880. La enfermedad lo obligó a pasar largas temporadas en Niza (Francia) y posteriormente en Yalta (Crimea), ya que el clima templado de estas zonas era preferible a los crueles inviernos rusos.
En mayo de 1904 ya se encontraba gravemente enfermo, por lo que el 3 de junio se trasladó junto con su mujer Olga al spa alemán de Badenweiler, en la Selva Negra. Desde allí escribió cartas a su hermana Masha, en las que se podía apreciar que Chéjov estaba animado. En ellas describía las comidas que le servían y los alrededores, y aseguraba que se estaba recuperando. En su última carta, se quejaba del modo de vestir de las mujeres alemanas.[10] Fallece el 4 de julio.
Su cuerpo fue trasladado a Moscú en un vagón de tren refrigerado que se usaba para transportar ostras, hecho que molestó a Máximo Gorki.[11] Está enterrado junto a su padre en el cementerio Novodévichi en Moscú.
En un intento de ayudar a su familia, Chéjov empezó a escribir relatos humorísticos cortos y caricaturas de la vida en Rusia bajo el pseudónimo de “Antosha Chejonté”. Se desconoce cuántas historias escribió Chéjov durante este periodo, pero se sabe que se ganó con rapidez fama de buen cronista de la vida rusa.
Chéjov se hizo médico en 1884 pero siguió escribiendo para diferentes semanarios. En 1885 comenzó a colaborar con la Peterbúrgskaya gazeta con artículos más elaborados que los que había redactado hasta entonces. En diciembre de ese mismo año, fue invitado a colaborar en uno de los periódicos más respetados de San Petersburgo, el Nóvoye vremia. En 1886 Chéjov se había convertido ya en un escritor de renombre. Ese mismo año publicó su primer libro de relatos, Cuentos de Melpómene; al año siguiente ganó el Premio Pushkin gracias a la colección de relatos cortos Al Anochecer.
En 1887 a causa de una debilitación de su salud (primeros síntomas de la tuberculosis que acabaría con su vida) Chéjov viajó hasta Ucrania. A su regreso se estrenó su obra La Gaviota, un éxito que interpretó la compañía del Teatro de Arte de Moscú, tras una primera interpretación absolutamente desastrosa en el teatro Alexandrinski de San Petersburgo un año antes. El éxito que cosechó fue debido en gran medida a la compañía del Teatro del Arte de Moscú, anteriormente citada, que dirigida por Konstantín Stanislavski había visto la necesidad de crear un nuevo medio artístico basado en la naturalidad del actor para expresar de manera adecuada las tribulaciones y los sentimientos de los personajes de Chéjov.
Chéjov pasó gran parte de sus 44 años gravemente enfermo a causa de la tuberculosis que contrajo de sus pacientes a finales de 1880. La enfermedad lo obligó a pasar largas temporadas en Niza (Francia) y posteriormente en Yalta (Crimea), ya que el clima templado de estas zonas era preferible a los crueles inviernos rusos.
En mayo de 1904 ya se encontraba gravemente enfermo, por lo que el 3 de junio se trasladó junto con su mujer Olga al spa alemán de Badenweiler, en la Selva Negra. Desde allí escribió cartas a su hermana Masha, en las que se podía apreciar que Chéjov estaba animado. En ellas describía las comidas que le servían y los alrededores, y aseguraba que se estaba recuperando. En su última carta, se quejaba del modo de vestir de las mujeres alemanas.[10] Fallece el 4 de julio.
Su cuerpo fue trasladado a Moscú en un vagón de tren refrigerado que se usaba para transportar ostras, hecho que molestó a Máximo Gorki.[11] Está enterrado junto a su padre en el cementerio Novodévichi en Moscú.
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